El objeto de la Historia es el estudio del cambio de las sociedades humanas a través del tiempo. Estudio que permite apreciar los diversos procesos experimentados por las sociedades en sus aspectos político, social, cultural, económico, religioso, jurídico e intelectual.
Los estudiantes deben pensar los hechos del pasado diferenciando su propia posición de la situación de los individuos que vivieron en otros tiempos (evitar la tendencia a juzgar a los personajes históricos según valores actuales).
Ellos deben aprender a utilizar el conocimiento histórico del modo más cercano posible a como lo hace un experto.En un capítulo del libro “Cómo Aprenden los Estudiantes”, publicado por la editorial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, se afirma que el aprendizaje y la enseñanza de la historia demandan pensamiento complejo tanto de parte de profesores como de estudiantes.
En el caso de la historia, este tipo de pensamiento se centra en evaluación crítica de evidencia; suspensión temporal de puntos de vista propios para poder entender los de otros; utilización de hechos, conceptos e interpretaciones para realizar juicios; desarrollo de justificaciones para esos juicios; y posteriormente, si la evidencia persuade, cambiar posturas y juicios personales.